Como buena discográfica que se precie, de sus paredes cuelgan discos de oro y platino y las mesas de trabajo rebosan de cds, pero la sede de BOA Música es mucho más. Es una nave industrial moderna, semi diáfana y decorada con cuadros de artistas urbanos que te invita a quedarte. Cuando Inma Grass me dice: "ven, que te enseño un tesoro", no me creo lo que veo a continuación. Sobre la mesa de la sala de juntas tienen un libro de anillas con tapa dura con hojas firmadas por artistas que han pasado por el sello desde el año 1998. En las primeras páginas destaca la de unos jovencísimos Violadores del Verso (primera foto) que, en 1998 y "de resaca", le escribieron unas lineas a BOA. Lo mismo con la imagen inferior: los desaparecidos Magnatiz dejaron en 2000 su dedicatoria para la posteridad, justo cuando acababan de estrenar su inolvidable A Puerto.
FOTOS: Blackberry de Virg.
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